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Los otros gallegos

En este año de aniversarios literarios múltiples, destaca el de nuestro Premio Nobel Camilo José Cela Trulock, nacido en Iria Flavia, A Coruña, en 1916. No obstante, esta inevitable conmemoración probablemente haya apantallado el reconocimiento hacia otros de sus coetáneos gallegos, como puedan ser Gonzalo Torrente Ballester o Álvaro Cunqueiro.

Por Alberto L. Lezcano, periodista, escritor y colaborador de RELEE.

Gonzalo Torrente Ballester, coetáneo de Camilo José Cela, oriundo mallorquín y autor de ‘La saga/fuga de J. B.’, es uno de los máximos referentes del realismo mágico en el panorama literario internacional.

En este año de aniversarios literarios múltiples, destaca el de nuestro Premio Nobel Camilo José Cela Trulock, nacido en Iria Flavia, A Coruña, en 1916. No obstante, esta inevitable conmemoración probablemente haya apantallado el reconocimiento hacia otros de sus coetáneos gallegos, como puedan ser Gonzalo Torrente Ballester o Álvaro Cunqueiro. Autores que, dentro de su extensa obra, cultivaron textos que bien podrían incluirse en lo que, a raíz del considerado como boom sudamericano, se vino a llamar realismo mágico. En este sentido, hay mucho debate sobre si estos escritores gallegos fueron precursores de esta corriente o si todo ello comenzó a partir de la publicación de Cien años de soledad, del también Nobel Gabriel García Márquez.

Dar con una definición exacta del género del realismo mágico es, si no imposible, muy complejo. Y es que su denominación pluriforme se basa en aglutinar conceptos que van desde la realidad mágica, hasta la fantástica y la mitológica, pasando por la tradición oral, las leyendas o el folklore local. Todo ello coincidiendo con áreas geográficas en las que estos elementos han estado siempre presentes en el devenir histórico.Y Galicia, por su tradición céltica y lo que ello conlleva, reúne estos requisitos.

La figura de Gonzalo Torrente Ballester (Ferrol, 1910) es muy significativa, ya que dentro de su extensa obra, además de sus actividades periodísticas o académicas, o incluso como docente, presenta en su novelística un periodo que le adscribe al realismo mágico, que él mismo vino a llamar «fantástico». Un periodo que Torrente Ballester (Premio Cervantes y Premio Príncipe de Asturias) lo inicia en Nueva York en 1962 y que diez años más tarde ve publicada su obra princeps, La saga/fuga de J.B.; seguida en 1977 por Fragmentos de Apocalipsis y en 1980 por La isla de los jacintos cortados. Sin embargo, centrándonos en la primera, la acción de La saga/fuga de J.B. trascurre en una ciudad imaginaria llamada Castroforte del Baralla, cuyo personaje principal, Julio Bastida, se acompaña de sus heterónimos en una ficción atemporal, pero con elementos de fantasía y desarrollo coral; con una galería de personajes impactantes y una coda en sus 585 páginas que es congruente con la adscripción fantástica y que sin duda supone un imaginativo convincente.

El otro escritor coetáneo de Torrente Ballester y Cela es Alvaro Cunqueiro (Mondoñedo, 1911), quien además de ser reconocido por su labor periodística, destaca ya en los cincuenta por toda su temática novelística e incluso por la poética de sus primeros años. Su obra gira en torno a la mitología celtica, combinada con la helénica. Y es que en títulos como Merlín y familia (1955); Crónicas del Sochantre (1956) o Las mocedades de Ulises (1960), los personajes transitan en una especie de juego de espejos que rompe la Historia como tal, haciendo convivir figuras del pasado histórico en constantes saltos en el tiempo, que hacen de estos textos un claro ejemplo de genial inventiva y fantasía. Asimismo, el vocabulario utilizado por Cunqueiro -incluidos arcaísmos y neologismos- es fabuloso, increíble, de una riqueza semántica insuperable para la época, que bien puede definir el trabajo del autor como innovador, culto e imaginativo.

Acaso otros escritores gallegos presenten rasgos en sus obras de este realismo fantástico dentro de su obra convencional, como Ramón María del Valle-Inclán (Vilanova de Arousa, 1866) en sus Comedias bárbaras, en las que el leitmotiv principal es una de las tradiciones más extendidas en Galicia, el tema de la Santa Compaña, leyenda secular que está presente en muchas obras literarias. Otro gallego que dentro de su novelística tiene alguna obra que reúne los requisitos del realismo mágico sería Wenceslao Fernández Flórez (A Coruña, 1885), quien en 1943 publicó El bosque animado, en el que reaparece el tema de la Santa Compaña, con personajes que se mueven en una atmósfera fantasmal.

Como se ve, en paralelo a la obra de Cela, ha habido escritores gallegos que han trabajado la temática del realismo mágico. En el caso de Cunqueiro, podríamos decir que casi de forma monotemática (o monográfica), mientras que el trabajo de otros autores –léase Valle-Inclán o Fernández Flórez– solo en algunas de sus etapas. En definitiva, todo ello para dejar trascendencia en la literatura española y americana del siglo XX.

 

Publicado en el cuaderno cultural Bellver (Diario de Mallorca) el 5 de mayo de 2016

 

 

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