Microrrelato ganador del concurso: «Mi mamá me mima»
Mi madre se arrepintió de tenerme cuando estaba con ocho centímetros de dilatación. Yo me di cuenta, porque su vientre se cerró de repente y dejé de ver la luz exterior. Escuché como gritaba:
—¡No podré, no podré!
Al oír su voz, pensé en todo el tiempo que había pasado envuelta en el mar. Abrazada a mí misma. Soñando la música del exterior. Por eso apoyé mis pies en el fondo del útero y dándome impulso, salí de un tirón, separando con mis manos las fuertes paredes que me aprisionaban. Mi madre me recogió en sus manos y lo primero que me dijo fue:
—Ni siquiera eres capaz de salir como todo el mundo.
Yo parpadeé al ver su rostro: frente arrugada por el dolor, ojos sin color, pelo empapado. Durante nueve meses había imaginado otra cosa. Trepé entonces un poco. Mi madre lo notó y me sujetó contra su piel: casi había llegado. Un perfume dulce me guió hasta la blandura del pecho. Abracé el pezón con mi boca y algo caliente y espeso me inundó. Reconocí el ritmo de un latido que había tocado para mí muchas sinfonías en la oscuridad. Me separé un poco para mirarla. Ella entonces sostuvo mi cabeza con mucha suavidad y dijo:
—Para toda la vida.
Ana María Medina Reina