A los que nos apasiona la historia del siglo XX, aquella que nunca daba tiempo a estudiar en el colegio porque los profesores preferían no complicarse la vida, nos encanta esta novela, escrita por Graham Greene en 1955, y quizás una de sus mejores obras junto a El poder y la Gloria.

Son los años de después de la II Guerra Mundial, al inicio de una Guerra Fría que se libra en escenarios como Indochina (actual Vietnam), donde unas potencias europeas en declive (en este caso Francia) apenas pueden contener el empuje de las guerrillas comunistas apoyadas por la URSS y China, a la vez que los EE.UU. se empiezan a implicar en la región, ocupando el espacio de nueva potencia imperial.

Para mostrar este tablero geopolítico, Greene se apoya en un veterano y escéptico corresponsal británico, Thomas Fowler, un más que sospechoso diplomático norteamericano, joven, ingenuo e impetuoso, Alden Pyle, y una interesante y atractiva joven vietnamita, Fuong, que forman un curioso triángulo, donde la amistad de los dos hombres se verá puesta a prueba. Cuando Pyle decide declararse a Fuong, al no saber francés, recurre “inocentemente” a Fowler para que le traduzca.

La trama política se cruza con la amorosa; las fidelidades y conflictos de los personajes, sus dudas y lealtades, con atentados y batallas en una Saigón que empieza a vivir la pesadilla de una guerra que polarizaría al mundo durante los años 60.

La visión de Greene es muy crítica con la presencia europea y norteamericana en Asia, a la vez que refleja las dudas de Fowler sobre la neutralidad de los periodistas, tema que continúa siendo debate en la actualidad, como lo es el del trabajo de las ONGs en países dictatoriales.

Aunque hay una versión cinematográfica de 1958, nada menos que de J. Mankiewicz, me quedo con la fiel versión de 2002 de Philip Noyce, un tipo con oficio que ha rodado cosas como Juego de Patriotas (1992), pero que en el Americano Impasible logró recrear la novela de Greene de una forma mucho más que aceptable.

Claro que buena parte de la culpa la tiene Michael Caine, ese increíble actor inglés, que está sencillamente genial interpretando al escéptico Fowler. Y sin que desmerezca en nada Brendan Fraser, ese muchachote que protagonizaba La Momia (1999).

Se han hecho muchas e interesantes películas sobre la guerra de Vietnam, casi todas desde la perspectiva norteamericana, más o menos críticas con la intervención yanqui. Las mejores a mi gusto, El cazador (1978) de Cimino, Platoon (1986)  de Stone y sobre todo las obras de dos grandes maestros del siglo XX, Apocalypse Now (1979) de Coppola y La chaqueta metálica (1987) de Kubrick. Pero la visión de Vietnam (todavía Indochina) desde una potencia en declive como Inglaterra, que magistralmente refleja un agudo escritor como Greene, convierte al Americano Impasible en enormemente atractiva.

La literatura y el cine nos entretienen o divierten, nos transportan a lugares lejanos y épocas pasadas, nos muestran conflictos sociales, personales o interiores, nos cuentan historias locales o atemporales. Todo ello está en El americano Impasible, pero además hay mucho más. Está el placer de disfrutar de la gran literatura y del buen cine.

Mariano Baratech

Sociólogo y colaborador de RELEE