La sensación que pueda tener el estudiante de retroceso en ciertas etapas de su aprendizaje de la escritura es un espejismo. Siempre se avanza. Eso no ha de reflejarse de forma sistemática en escritos cada uno de mayor calidad que el anterior. Escribir un relato que no va a ninguna parte puede ser más productivo que escribir uno bueno, siempre que nos sirva para ver aspectos que antes no veíamos.
Y caer cien veces en los mismos errores es lo más normal del mundo. Siempre tenemos las mismas tendencias y se están dando vueltas a las mismas cosas. Las técnicas narrativas son finitas, aunque se pueda hablar de ellas de mil formas diferentes. Pero las combinaciones de las experiencias y el número de relatos posibles de todos los posibles autores son innumerables.
De modo que estamos destinados a fallar y a no caer en la cuenta siempre de las mismas cuestiones… en versiones diferentes. Y a seguir, y a ir adquiriendo cada vez más conciencia, que en buena medida tiene que ver con admitir nuestras flaquezas, torpeza y vulnerabilidad, como autores y como personas.
Isabel Cañelles
100 recetas exprés para mejorar nuestros relatos