Después de La Panda de los dedos de oro (Ifeelbook, 2014), una novela intergeneracional en la que pudimos conocer los métodos de enriquecimiento no muy ortodoxos de una saga familiar mallorquina, nos vuelve a obsequiar Jordi Bayona (Barcelona, 1950) con un nuevo y enjundioso relato Mallorca 17. El siglo del Dragón del capitán Coch, Ifeelbook; que, basado en una leyenda popular del siglo XVII en la Palma de la época, pone en escena un dramatis personae abigarrado y multiforme, alrededor de personajes ficcionados que trascienden como realidad histórica y que el propio autor en su prólogo nos dice que se trata de “personajes y situaciones producto de la imaginación, pero no por ello puedo garantizar que las cosas no ocurrieran, al menos en parte, del modo narrado”.

Arranca la acción de este relato en 1652, con motivo de la peste negra y las turbulencias que se originaron en la sociedad mallorquina de entonces; que afloraron en hechos y episodios cuyas secuelas negativas permanecieron muchos años después y que son recorridas por una familia de escribanos. Todo en plan de memorial y llegando hasta 1720, cuando las consecuencias de la guerra de Sucesión volvieron a añadir nuevos agravios a la sociedad balear con la victoria de los Borbones y sus leyes centralistas.

Como dice el subtítulo de esta narración, El siglo del Dragón del capitán Coch, esta crónica se basa en el episodio legendario del Drac de na Coca (presente en la simbología arquitectónica de Palma), y que en su origen fue un cocodrilo procedente de la Nubia nilótica que se transformó en dragón-lagarto. Pero para que el lector se pueda hacer más a la idea del contenido, solo decir que se hallará ante “una versión para adultos que en la televisión solo se podría programar las madrugadas del sábado”. Y es en que Mallorca 17, una novela con un aparato bibliográfico extenso e importante, todo queda nucleado alrededor de la erótica musulmana.

Bayona da en su relato un tratamiento coral a las “agitadas peripecias”, en las que como figura central de la narración sobresale el erotómano patrón de jabeque Damià Vallespir, quien va narrando en su cuaderno de bitácora todos los acontecimientos y que se constituye en narrador en primera persona junto con los Sabateret, escribanos-cronistas de esos años.

Se suman a ellos otros personajes centrales, como la esclava negra Muna y su madre, y con los hechos y personas que se cuentan aparecen figuras como el Alguacil Mayor Sanjurjo. Todo ello entrelazado con los nobles aristócratas de apellidos ilustres que aún hoy en día perduran; el pueblo llano; virreyes, eclesiásticos (con la Santa Inquisición presente); militares y, cómo no, el capitán Coch. Y es que contextualizamos este crónica como si de un escenario teatral se tratara, donde la represión física y moral, la hipocresía bienpensante, la vida y la muerte juegan un papel importante.

El lector se encontrará, pues, ante un libro que se lee con fluidez; con personajes que se aparejan y entrelazan, y una ficción que bien puede superar la realidad del momento. Lástima de algunas erratas tipográficas que, pese a la fuerza narrativa de lo contado, acaso empañan la lectura.

Alberto L. Lezcano

Colaborador de RELEE