Historias mínimas
Había una energía positiva alucinante, promovida por ese profesor enamorado de su trabajo, que creía a tope en sus alumnos y que llevaba escrito en la frente «viva la creatividad». No necesito ningún ingrediente más para deducir que esos chavales llevan ya el germen de la inventiva, de la curiosidad, del goce por la lectura, de la escritura, de la libertad de pensamiento.