Puras anécdotas
La realidad y la ficción plantean exigencias distintas por parte de quien las cuenta y, sobre todo, por parte de quien las recibe. Lo insólito, por ejemplo, funciona muy bien cuando sabemos que es cierto pero mucho peor cuando forma parte del mundo de la ficción. ¿Por qué? Porque lo insólito muchas veces es producto de la casualidad y la casualidad, en ficción, nos da bastante rabia mientras que en la realidad, asumimos que es parte de nuestras vidas y nos queda más narices que creérnosla.