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La voz del recuerdo

Sobre los lectores que se asomen a estas líneas: me pregunto con qué frecuencia han sucumbido a los encantos de Dionisio. Sí, he dicho bien. La cuestión radica en saber cuántas noches se han liberado ustedes en los sueños de sus instintos, trabas y controles que ejerce la actividad social diurna para asomarse a un abismo, en ocasiones telúrico (entendido como desconocido), y en otras nostálgico.