Se sube el telón y…
Este libro nos habla de lo vulnerables que somos los adultos frente a las preguntas y los pesares de los niños. Isa ha tenido la valentía de mirarse en el espejo de sus hijos y reconocer su propia vulnerabilidad. Las inquietudes de sus hijos son también las suyas. A veces tiene respuestas. Otras veces no las tiene. Y esto es algo que me fascina del libro, que ha tenido la valentía y la humildad de mostrarse como una sencilla observadora y aprendiza.