Ninguna mujer ha pisado la luna | Kike Parra Veïnat

11 Prólogo Jon Bilbao T engo la triste impresión de que en los últimos tiempos la imaginación, aplicada a la narrativa, está mal vista. Se cree que nos aparta de la reali- dad, que vuelve al texto menos fiable , menos útil , que lo reduce, en el mejor de los casos, a un mero divertimento. No es el propósito de este prólogo explorar las razones del descrédito de la imagi- nación, en favor de una escritura más testimonial —como si el hecho de que las iniciales del nom- bre del protagonista coincidan con las del autor, o que el protagonista resida en el mismo punto kilométrico que el autor y comparta con él ras- gos biográficos fuera garantía de que ese texto es más sincero o que alberga mayor sentimiento—. Me limitaré a recordar aquí, con el desagrado de quien recalca una obviedad, que la imaginación siempre ha sido, y continúa siendo, una de las principales herramientas del narrador; y tam- bién, que no se debe confundir imaginación con fantasía. Mientras que esta última, en efecto, bus- ca la huida de la realidad, construyendo castillos en el aire, la imaginación actúa ahora como un

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