De vicio | Arturo G. Pavón

15 —en ocasiones sistemas de bajos fondos, de her- mosas perdiciones juveniles, de sueños lejanamen- te inaccesibles— dejan huella en los individuos iniciados en ese entorno. Este concepto, este todo —salvando las acciones puramente delictivas—, lo ha dejado plasmado para siempre Roberto Arlt en El juguete rabioso . Resulta imprescindible despejar que Santos no solo vuelve al barrio: vuelve, como un quijote destrozado por la desgracia, al origen mismo de su existencia. Y en esas, de un modo recurrente e in- evitable, a la búsqueda de la identidad —última y no menos relevante clave en De vicio —. Porque Ar- turo Gómez Pavón recorre la temporalidad de esta novela planteándonos todas esas preguntas que edifican la condición humana: quién soy, de dónde vengo, hacia dónde voy, cuáles son mis sueños y cuáles mis miedos más oscuros. Acaso en el último peldaño de un pozo ciego, Santos Padilla, de vertiginoso y acertado registro, descubre todas las respuestas.

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