Los motivos del fuego | Juan Carlos Muñoz
13 Marta Sanz aterradores amigos invisibles de esas películas es- tadounidenses que están colonizando los sueños de nuestros hijos: el Sr. S, el bebé jefazo, el Número 1, que acaba siendo un blando a quien su vulnera- bilidad lo hace sustituible porque se puede prescin- dir de cualquiera para que el mecanismo del reloj siga haciendo tic tac. Hasta el estallido. Se me viene a la memoria aquella tonada de «como no engraso los ejes, me llaman abandonao » y me doy cuenta de lo desfasada que estoy. 9. Juan Carlos Muñoz habla de cómo el ojo críti- co es el ojo pejiguero y construye un personaje que a mí me interesa mucho, Victoria, una mujer que no encaja en el tránsito del universo analógico al digital; que no entiende la telebasura como un en- tretenimiento inofensivo; que es incapaz de norma- lizar las corrupciones cotidianas, incluso la inmo- ralidad en la vida íntima cotidiana. Una archivera de libros de papel. Una mujer que no comprende el significado de la palabra resiliencia y desconfía y desconfía y no puede dejar de desconfiar mientras corrobora cómo sus peores pronósticos se van cum- pliendo uno detrás de otro. Le queda por asistir al crecimiento de sus hijos. En ese punto, los lectores —también las lectoras— nos tememos lo peor. En la época de la eclosión del entusiasmo, Victoria es la señorita «lo veo todo negro» en esa transparencia terrible que a menudo funde la lucidez con la triste- za. La inteligencia con el miedo, la inseguridad, la debilidad, el dolor. Ay, Victoria, yo también te llevo muy dentro de mi alma y de mi corazón. 10. En esta novela veo un aprendizaje de la literatu- ra de la generación del 50. Veo a García Hortelano y a Jesús López Pacheco . Veo a escritores que llega- ron más tarde: Chirbes e Isaac Rosa . Veo a Alex de
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MTQwOQ==