Error 404 | Varios autores

10 Prólogo Buena parte de los sucesos, los inventos y los miedos que hemos estado barruntando los últimos doscientos años han cobrado forma estos días. En otra época era necesario que transcurrieran milenios para que se produjera el más mínimo cambio. Después, desde la aparición de la escri- tura, bastaba franquear el siglo para ver transformada la sociedad. Ahora, el mundo muda su piel cada década. Mi forma de vida tiene mucho menos en común con la de mis abuelos que la de estos con unos aldeanos de la Edad Media. La ciencia avanza tan rápido que al hombre no le da tiempo a considerar los cambios que conllevará cada nueva innovación, le es imposible prevenir los efectos, anticipar las correspondientes leyes y el código moral, adaptarse a la vertiginosa transformación. Por eso hoy es más importante que nunca que haya escritores capaces de intuir lo que está por venir. Que sean capaces de amortiguar, al menos en parte, los riesgos de esta aceleración y las inevitables coli- siones. Por supuesto, no todo autor de literatura especula- tiva tiene el objetivo ni la responsabilidad de anticiparse al futuro. Precisamente porque se trata de literatura, y la literatura es más grande que cualquier propósito concreto. Los padres fundadores de la ciencia ficción trazaron ya dos caminos muy distintos a la hora de abordar el hecho literario. Cuando Julio Verne (1828-1905) se disponía a iniciar la escritura de alguna de sus obras, en medio del ímpetu imparable del siglo XIX, se detenía primero a estudiar con detalle los conocimientos científicos de su tiempo, leía todo tipo de tratados y de publicaciones especializadas, exami- naba planos y prototipos, se mantenía informado de los experimentos y de los últimos avances. De modo que su intención no era tanto separarse de la realidad como dar forma a una literatura divulgativa, mediante la que era capaz de dibujar además un salto ideal entre su presente y el verosímil mañana. Sus predicciones en torno al subma-

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