Lo llamaré frontera| María José Beltrán
11 Prólogo Flores que nacen en las grietas Jordi Doce B orges decía que todas las metáforas son variacio- nes de un puñado de metáforas esenciales. Según la misma lógica, todas las historias posibles son varia- ciones de un breve abanico de motivos y argumen- tos y personajes arquetípicos, germinales, que cada narrador vuelve a traducir en una espiral obsesiva que se prolonga a lo largo del tiempo. Esa espiral, que no deja de crecer hacia fuera en su intento por regresar o al menos no alejarse demasiado de su origen, es un juego de anillos que es también —la imagen no es casual— el tronco de ese árbol que llamamos literatura. He tenido muy presente esta idea al leer los cuen- tos que María José Beltrán reúne en su primer libro, Lo llamaré frontera , porque todos ellos parecen ver- siones o declinaciones de un mismo sueño iniciáti- co, una especie de relato fundacional que permanece elidido pero que alienta entre bambalinas y parece controlar la representación. Es como si cada relato fuera la cara de un poliedro que esconde un secreto feroz, sugestivo, un núcleo magmático que vemos únicamente por las sombras y reflejos que proyecta desde dentro.
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