La aventura existencial de Elmo y Ari | Isabel Cañelles

7 Introducción Cuando comienzo a escribir estos diálogos, en agosto de 2009, Elmo acaba de cumplir cuatro añitos y Ari tiene aún tres. A Germán y a mí se nos queda grande tener dos hijos pequeños (ya se nos quedaba grande tener- nos a nosotros mismos, y el uno al otro), y el matrimonio cada vez va peor. Veraneamos en Asturias un año más y yo me siento cansada y harta de todo. Entonces es cuando empiezo a reparar en lo que nos enseñan día a día los niños con su mirada fresca y vital hacia el mundo y hacia nosotros, esos padres perdidos en un mundo emocio- nal que nos sobrepasa. Me refugio en la escritura, tratando de entender mediante la observación del universo infantil por qué los adultos estamos tan locos y sufrimos tanto. En el transcurso de los tres años que abarca este primer volumen, Germán y yo nos separamos (en junio de 2010, cuando los niños tienen cinco y cuatro años), y esto aviva mi atención sobre los peques, que tienen que asimilar tan pronto la crudeza de la vida. Yo los observo a ellos y ellos a mí. Se supone que he de enseñarles a afrontar la existencia, pero… ¿quién enseña a quién realmente? Lector, lectora: me gustaría que no te olvidases de esta pregunta y que, al final del libro, volvieses a planteártela. Puede que lo que aquí se cuenta no sea nuevo para ti, sobre todo si tienes hijos, pero al menos lo podrás conservar en tu estantería como ese inapreciable compendio de sabiduría que nos legan los niños. Esos peque- ños seres parecen venir a este mundo a recordarnos que vivir es algo más que trabajar catorce horas diarias para pagar la hipoteca, el seguro del coche, el apartamento en la playa y un hueco en el cementerio. Se acabaron las charlas. Ahora, abramos bien los oídos, la vista y el corazón, y aprovechemos la oportuni- dad de aprender de nuestros menores. Isa Cañelles

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